Cuanto duele el corazón
por tenerte allá a lo lejos:
en tierra tú, yo en el mar.
Cuanto llora la razón
desgarrada cual pellejos
por no poderte besar.
Princesa mía
cuando... cuando... cuando te veré
Luz de mi vida.
Las mañanas son de noche;
la primavera invernal;
oscura y fría es mi alma
En la mano aferro el broche,
regalo entre tanto mal,
entre tormenta la calma.
Princesa mía
cuando.. cuando.. cuando te veré
Luz de mi vida.
Tan eterno el firmamento
que duele su extensión,
porque siento aún más perderte.
Te tengo en el pensamiento,
tanto vivo de ilusión...
¡ojalá pueda tenerte!
Princesa mía
cuando.. cuando.. cuando te veré
Luz de mi vida.
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